
Calendario de adviento: día 22
¿Te imaginas un jardín donde la primavera nunca llega?
El gigante egoísta pensó que tener todo para él sería suficiente…pero estaba a punto de descubrir que la verdadera magia ocurre cuando compartimos.
¡Sigue leyendo y sorpréndete con esta historia!
Índice
El gigante egoísta
Había una vez un gigantesco castillo en lo alto de una colina, donde vivía un gigante egoísta. Este gigante había viajado mucho por el mundo y, al regresar a su hogar, encontró a unos niños jugando en su jardín. Se había acostumbrado a vivir solo y no quería que nadie invadiera su territorio. Así que, con su gran voz, les ordenó a los niños que se marcharan y les cerró las puertas del jardín.
Los niños, tristes pero obedientes, se alejaron, y el gigante decidió levantar un muro alrededor de su jardín para evitar que volviera a ocurrir. Así lo hizo, y desde entonces, el jardín estuvo cerrado para todos.
Al principio, el gigante estuvo contento con su privacidad, pero pronto se dio cuenta de que algo extraño sucedía. El invierno llegó y no se fue. La primavera nunca llegó a su jardín, y el gigante comenzó a notar que, fuera del muro, los árboles y las flores florecían, pero dentro, solo había nieve y viento. El sol nunca brillaba allí.
Un día, el gigante observó algo muy peculiar. Desde una de las esquinas de su jardín, un pequeño agujero se abrió en el muro, por donde se coló una niña muy pequeña. Ella, con su dulce risa, comenzó a jugar en el jardín, y de repente, los árboles comenzaron a florecer, las flores brotaron y el sol brilló de nuevo.
El gigante, sorprendido, observó cómo la niña, que había traído consigo la primavera, se acercó al centro del jardín y abrazó al árbol más grande. En ese momento, todos los árboles florecieron y las aves volvieron a cantar. El invierno había desaparecido, y la primavera había llegado.
El gigante, sintiéndose culpable por haber sido tan egoísta, decidió cambiar. Abrió las puertas de su jardín y permitió que todos los niños vinieran a jugar. Los niños, al ver que el gigante ya no era tan grande y aterrador, lo abrazaron con alegría. A partir de ese día, el jardín del gigante estuvo lleno de risas y alegría.

¿De qué habla esta historia?
El verdadera alegría se encuentra en compartir y ser amables. Cuando el gigante abrió su corazón y su jardín, la primavera regresó a su vida.
Este cuento tiene una gran enseñanza sobre cómo las cosas buenas solo llegan cuando somos amables con los demás. También, muestra cómo la actitud egoísta puede llevar a la soledad y la tristeza, mientras que la generosidad abre las puertas a la alegría.
Juntos podéis reflexionar o plantearos preguntas como: ¿Qué cosas hacemos que pueden alejar a otros de nosotros?¿Por qué a veces construimos esos muros? o ¿cómo podemos derribar esos muros para ser mejores amigos, compañeros y familiares?
A dibujar el jardín del gigante egoísta
Propón s tus peques dibujar o colorear cómo sería su jardín perfecto. Dales un folio o cartulina para que añadan flores, árboles, niños jugando y cualquier detalle que deseen. Haz énfasis en la importancia de que sea un espacio para compartir con otros.
Además puedes enseñarles a hacer flores con papel maché y pegarlas encima.Es tan sencillo como doblar un trocito de papel sobre sí mismo tres o cuatro veces y luego recortar la forma de un pétalo. Al desplegar el papel aparecerá la flor entera.
Te dejamos por aquí varias ideas para hacer flores de papel.
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