
Calendario de adviento: día 16
Hoy, viajamos hasta la antigua China para descubrir la fascinante leyenda que dio origen a una de las celebraciones más coloridas y llenas de tradición: el Año Nuevo Chino.
En esta historia conoceréis a Nian, un temible monstruo que sembraba el miedo, pero que también inspiró una celebración llena de luz, ruido y alegría.
¿Qué tiene que ver el color rojo con esta leyenda?
Índice
El Mito de Nian: el dragón del año nuevo chino
Hace mucho tiempo, en un pequeño pueblo rodeado de montañas, las noches de invierno eran un recordatorio del peligro que acechaba. Cada año, al final del ciclo, un monstruo llamado Nian descendía de su guarida en las montañas. Era un ser temido, con cuerpo de toro, cabeza de león y dientes afilados como cuchillas. Sus rugidos podían hacer temblar la tierra, y cada vez que aparecía, dejaba destrucción a su paso.
Por generaciones, los aldeanos habían aprendido a huir antes de su llegada. Cada víspera del Año Nuevo, empaquetaban sus pertenencias, recogían a sus animales y subían a las montañas, rezando para que Nian se marchara rápido. Pero un año, algo cambió.
Un día, mientras los aldeanos se preparaban para huir, un anciano de aspecto sereno llegó al pueblo. Vestía ropas gastadas, pero su sonrisa inspiraba confianza.
—¿Por qué huyen con tanto apuro? —preguntó.
Los aldeanos, entre lágrimas y prisa, le contaron sobre Nian y la destrucción que traía. El anciano escuchó con calma, asintiendo mientras acariciaba su larga barba. Finalmente, dijo:
—No huyan este año. Déjenme quedarme y enfrentar a Nian. Creo que puedo ayudarles.
Los aldeanos estaban confundidos. ¿Qué podría hacer un anciano solo contra un monstruo tan temible? Pero su desesperación era tal que accedieron. Antes de partir, le dejaron algo de comida y algunas herramientas, y se marcharon a las montañas, temiendo lo peor.
Una vez solo, el anciano no perdió tiempo. Era un viajero sabio que había recorrido muchos lugares y escuchado historias sobre Nian. Decidió inspeccionar el área alrededor del pueblo en busca de pistas sobre el monstruo.
Caminando por el bosque, encontró marcas de garras profundas en los árboles y rastros de grandes pisadas cerca del río. En una cueva cercana, descubrió huesos que parecían haber sido roídos. Pero lo que más le llamó la atención fue una roca cubierta de algo que parecía pintura roja, con marcas que indicaban que Nian había tratado de evitarla.
—Interesante… —murmuró el anciano—. Parece que este color no le gusta.
Durante su exploración, también notó cómo los animales del bosque reaccionaban al ruido. Cuando golpeó su bastón contra las rocas, algunos pájaros salieron volando con un graznido alarmado. Pensó que tal vez Nian, como otras criaturas salvajes, podría ser sensible a los sonidos fuertes.
Al anochecer, el anciano regresó al pueblo con un plan. Usaría tres elementos: el color rojo, el ruido y la luz, para intentar ahuyentar al monstruo. Era un riesgo, pero valía la pena intentarlo.
El anciano trabajó incansablemente durante la noche. Encontró viejas telas y las tiñó de rojo, colgándolas en las puertas de las casas. Pidió prestados algunos tambores y cazos que los aldeanos habían dejado atrás, colocándolos en las calles para hacer ruido. Finalmente, recogió velas y antorchas, preparándose para iluminar el pueblo con luz brillante.
Cuando todo estuvo listo, el anciano se sentó en la plaza, esperando la llegada de Nian.
La noche cayó, y con ella llegó un viento helado que anunciaba la presencia de Nian. El monstruo bajó de las montañas, gruñendo y rugiendo, con sus ojos brillando como brasas en la oscuridad. Al acercarse al pueblo, esperaba encontrarlo vacío, como de costumbre, pero en su lugar vio un mar de color rojo.
Nian se detuvo, confundido. El rojo parecía irritarlo, y cuando intentó avanzar, el anciano golpeó un tambor con fuerza. El sonido resonó como un trueno, y Nian retrocedió, agitando la cabeza. En ese momento, el anciano encendió las antorchas, llenando el aire con luz.
Nian rugió con furia, pero también con miedo. El monstruo dio un paso atrás, luego otro, hasta que finalmente dio la vuelta y huyó, perdiéndose en las sombras de las montañas.
Cuando los aldeanos regresaron al amanecer, encontraron al anciano en la plaza, sonriente y rodeado de tambores, linternas y telas rojas.
—El monstruo ha huido —les dijo—. Nian le teme al rojo, al ruido y a la luz. Si hacen esto cada año, no volverá a molestarlos.
Los aldeanos se llenaron de alegría y adoptaron las enseñanzas del anciano. Desde entonces, cada víspera de Año Nuevo decoraron sus casas con papeles rojos, encendieron linternas y lanzaron fuegos artificiales para mantener a Nian alejado.
Así nació la tradición del Año Nuevo Chino, una celebración que no solo marca el inicio de un nuevo ciclo, sino que recuerda la valentía y astucia necesarias para superar el miedo. Y aunque Nian ya no baja de las montañas, su leyenda sigue viva en cada estruendo de los tambores, cada chispa de los fuegos artificiales y cada casa adornada de rojo.

¿Sabías que el año nuevo chino no se celebra el 1 de enero?
A diferencia del calendario gregoriano, que sigue el ciclo solar, el calendario chino se basa, principalmente, en las fases de la luna, lo que hace que la fecha del Año Nuevo no tenga un día fijo en el calendario occidental.
De este modo, el Año Nuevo Chino se celebra en la segunda luna nueva después del solsticio de invierno, que generalmente cae entre el 21 de enero y el 20 de febrero. Esta celebración marca el comienzo de la primavera, un tiempo de renovación y crecimiento, lo que simboliza la llegada de nuevos comienzos, prosperidad y la oportunidad de dejar atrás las dificultades del año anterior. Por eso, el Año Nuevo Chino se asocia con la llegada de la temporada de siembra, cuando la tierra empieza a despertar tras el frío invierno.

El Año Nuevo chino y los animales del Zodiaco
Según la tradición, estos animales participaron en una gran carrera organizada por el Emperador de Jade, y el orden en que cruzaron la meta determina su lugar en el ciclo. Pero lo más curioso es que el zodiaco chino no solo influye en la personalidad de quienes nacen bajo su signo, ¡también se cree que afecta la suerte y los eventos de cada año! Por ejemplo, el Año del Dragón es considerado uno de los más afortunados.
¿Qué animal del Zodiaco Chino representa el año en que naciste?
Aquí tienes una lista para saber qué animal eres en el horóscopo chino:
- Rata: 1924, 1936, 1948, 1960, 1972, 1984, 1996, 2008, 2020, 2032
- Buey: 1925, 1937, 1949, 1961, 1973, 1985, 1997, 2009, 2021, 2033
- Tigre: 1926, 1938, 1950, 1962, 1974, 1986, 1998, 2010, 2022, 2034
- Conejo: 1927, 1939, 1951, 1963, 1975, 1987, 1999, 2011, 2023, 2035
- Dragón: 1928, 1940, 1952, 1964, 1976, 1988, 2000, 2012, 2024, 2036
- Serpiente: 1929, 1941, 1953, 1965, 1977, 1989, 2001, 2013, 2025, 2037
- Caballo: 1930, 1942, 1954, 1966, 1978, 1990, 2002, 2014, 2026, 2038
- Cabra: 1931, 1943, 1955, 1967, 1979, 1991, 2003, 2015, 2027, 2039
- Mono: 1932, 1944, 1956, 1968, 1980, 1992, 2004, 2016, 2028, 2040
- Gallo: 1933, 1945, 1957, 1969, 1981, 1993, 2005, 2017, 2029, 2041
- Perro: 1934, 1946, 1958, 1970, 1982, 1994, 2006, 2018, 2030, 2042
- Jabalí: 1935, 1947, 1959, 1971, 1983, 1995, 2007, 2019, 2031, 2043
Cada animal se repite en ciclos de 12 años
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